Irreverentes, desobedientes, rebotaos y son quejode. Toman las
calles como les da la gana. Igual arman una caimanera de pelotica e gomas o de
chapitas como un partido de basket en la
canchita de un solo aro o un improvisado torneo de futbolito de callejón. No
hay adulto que los supere a la hora de remontar un papagayo entre la hilera de
cable eléctricos; tan sobraos pues. Nacen
para hacer del barrio un espacio libertario, transformándolo en ese sabroso desorden que se convierte en códigos
para la sobrevivencia en el. No hay callejón o escalera que no se conozcan, platabanda
desde donde no hallan brincado Son
nuestros chamos abriendo cancha a la vida.
Ahí tan, sentaditos tripeándose la película de fin de semana en el callejón Tierra Blanca, parecen ángeles, diría la abuela. El cine del barrio los domina y los pone a drenar días de clases y furia de calle. Es en el Polvorín, La Pastora. Es cualquiera de nuestros barrios por que somos unos grandes barrios todos. Su consigna: ¡Si no hay cine en la calle va a ver peo!. Tan es klaros.
Pa Kathe Castrillo y María Gabriela Blanco, le ponen un
mundo en El Polvorin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario